La Fibromialgia es una enfermedad crónica de etiología desconocida, que se
caracteriza sobre todo por la presencia de dolor crónico musculo-esquelético
generalizado.
Afecta al 2,3% de la población española y es más frecuente en mujeres y en
las personas jóvenes de vida laboral activa. Se caracteriza por producir,
además de dolor, cansancio, falta de sueño, mareos, dolor de cabeza y problemas
intestinales como el estreñimiento o la diarrea.
La fibromialgia no tiene cura, por lo que se convierte en un problema
crónico que condiciona la vida de quienes la padecen, ocasionándoles
importantes consecuencias en su estado de salud y calidad de vida. Aún no se ha
hallado la causa que la provoca, por lo que la manera de tratar a los pacientes
es con medicamentos para aliviar el dolor y el resto de los síntomas que puedan
aparecer, además de la utilización de medidas no farmacológicas.
Síntomas
·
Dolor músculo-esquelético generalizado
·
Fatiga
·
Problemas de sueño
·
Parestesias
·
Rigidez articular
·
Cefalea
·
Sensación de tumefacción en las manos
·
Cambios de humor
·
Ansiedad y depresión
·
Problemas de concentración y memoria
Muchos de estos síntomas pueden asociarse a otro tipo de patologías por lo
que el diagnóstico de la enfermedad puede ser muy complejo.
Diagnóstico
El diagnóstico se hace por la clínica,
ya que no existe ninguna prueba analítica, de imagen o de anatomía patológica específica
que diagnostique la enfermedad.
Por este motivo, la fibromialgia es una enfermedad infradiagnosticada,
aunque desde los años 90 cuenta con un grado mayor de diagnóstico, pudiéndose
detectar en los seis primeros meses.
Los pacientes aquejados son en su mayoría mujeres, de 30 a 60 años que se
quejan de dolor generalizado de al
menos tres meses de evolución, sin signos de inflamación articular ni muscular,
y con un buen estado general.
El dolor suele estar localizado en zonas musculares amplias, y está
presente en todas las áreas siguientes:
lado derecho e izquierdo del cuerpo, por encima y por debajo de la cintura y en
el esqueleto axial (columna cervical, pared torácica anterior, columna dorsal o
columna lumbar).
Cuando se les pregunta a los pacientes qué les pasa, suelen decir: “me
duele todo”, o “mejor te digo lo que no me duele”, “me levanto siempre cansado,
sin energía”.
El dolor se acompaña frecuentemente de rigidez articular matutina,
parestesias en manos y pies, fatiga y astenia, alteraciones del sueño,
cefaleas, acúfenos, inestabilidad, alteraciones de la concentración o de la
memoria, disfunción temporomandibular, dolor miofascial y clínica compatible
con colon irritable.
Nuestro país es el cuarto del mundo en estudiar la fibromialgia, y gracias
a este esfuerzo científico se está viendo que estos pacientes tienen el sistema
nociceptivo alterado; este sistema es el encargado de detectar y procesar la
sensación dolorosa de los pacientes, lo que hace que cualquier factor de su
vida normal, sobrecargas físicas o emocionales, aumente el dolor.
Tratamiento
El tratamiento de la fibromialgia es sintomático al no conocerse su etiología.
Básicamente va encaminado a disminuir el dolor y la fatiga, a mejorar el sueño
y los niveles de actividad, la adaptación y calidad de vida de los pacientes,
así como a mantener la funcionalidad y aumentar la capacidad de afrontar la
enfermedad y mejorar el bienestar psicológico.
La medicación más utilizada son los analgésicos y también se están
utilizando los neuromoduladores, que son una alternativa para tratar el dolor
mediante estímulos eléctricos.
Sin embargo, los expertos hacen hincapié en los beneficios de las intervenciones
no farmacológicas para tratar esta enfermedad, como el ejercicio, las
técnicas de relajación y la terapia cognitivo conductual.
Medidas no farmacológicas
El hecho de no encontrar un tratamiento definitivo en la fibromialgia hace
que médicos y enfermos prueben terapias de forma aleatoria, ya que la mayor
parte de los enfermos toman un número elevado de medicamentos, con los
consecuentes efectos adversos que puedan aparecer, las asociaciones no
estudiadas, las interacciones, etc
Sin embargo, antes de iniciar cualquier nuevo tratamiento alternativo debe
realizarse una valoración de beneficio/riesgo, incluido el coste, ya que
existen muy pocos tratamientos complementarios
que tengan cierta evidencia.
- Entre las alternativas más utilizadas está el masaje muscular profesional. El calentamiento muscular mejoran el dolor, el sueño y el cansancio. Se efectúan sesiones semanales de media hora, notando la mejoría después de la tercera semana. La duración es de unas 10 sesiones
- Más sencilla y barata resulta la aplicación de calor local. El baño caliente mejora el sueño y el cansancio y el calor local mejora la rigidez y el dolor. Un baño caliente de unos 20 minutos antes de ir a dormir, nos dará cierta mejoría después de 2-3 semanas con un riesgo/beneficio aceptable
- Modificar los hábitos de dormir. Evitar los ruidos que puedan despertar,
reducir el tiempo para conciliar el sueño a 5-15 minutos, utilizar una almohada
confortable... Con todo ello se obtiene en 2-3 meses una mejoría de la calidad
del sueño, tener menos despertares nocturnos, y aumentar el período de dormir
en 40-60 minutos.
- El ejercicio físico es la forma más consolidada de tratamiento no farmacológico con cierta evidencia de eficacia. El ejercicio más eficaz es el fitness, enfocado a mantener un buen tono muscular. Los ejercicios tipo aeróbico de alto impacto empeoran el dolor y la fatiga. Los ejercicios de estiramientos sólo consiguen un 5% de mejoría; practicados diariamente durante unos 15-30 minutos se encuentra mejoría al mes, pero se empeora rápidamente si se abandona el hábito.
- Por último, se considera que la formación del enfermo respecto a su enfermedad es de gran ayuda. Reduce el dolor y mejora la calidad de vida en un 15%. Lo que se explica al paciente lo va incorporando a su forma de vivir y le ayuda a acomodar el dolor y el cansancio a su entorno vital.
Laura.-
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