Sin
tratamiento, las personas afectadas por este trastorno sufren malnutrición y diversas
enfermedades asociadas.
La
enfermedad celíaca puede aparecer a cualquier edad a lo largo de la vida, por
lo tanto, puede presentarse tanto en niños como en personas mayores.
Se presenta
en aproximadamente 1 de cada 200/300 nacidos, aunque menos de una cuarta parte
de los celíacos saben que padecen la enfermedad. La prevalencia estimada en los
europeos y sus descendientes es del 1%, siendo más frecuente en las mujeres con
una proporción 2:1.
Síntomas
Los síntomas
de la enfermedad celiaca son numerosos y variados, y pueden cambiar mucho de
una persona a otra.
Los menores
de dos años, por ejemplo, es habitual que estén irritables, que tengan náuseas,
vómitos y diarreas, y que su peso y desarrollo físico sea menor del esperado
para su edad. Los adultos, por el contrario, suelen presentar fatiga, molestias
abdominales (dolor, distensión, meteorismo) y anemia.
En general,
los síntomas más frecuentes son:
- Pérdida de peso repentina
- Dolores abdominales o calambres
- Falta de apetito
- Distensión abdominal, gases o sensación de tener la tripa hinchada
- Aumento del nivel de cansancio o fatiga (astenia), así como falta de ganas para salir o para jugar en el caso de los niños
- Anemia
- Náuseas y vómitos después de haber comido
- Cambios en las heces de manera frecuente, como diarrea o estreñimiento
- Retraso del crecimiento en los niños, además de presentar huesos frágiles que tienden a romperse. La pubertad también suele llegar más tarde.
- Menstruaciones irregulares
- Úlceras en la boca de manera recurrente y daños en el esmalte de los dientes.
- Pérdida de masa muscular y calambres
- Dolores de huesos y articulaciones
- Uñas frágiles, pérdida de cabello
- Aparición de dermatitis herpetiforme, una enfermedad cutánea que aparece exclusivamente en las personas celíacas, y que cursa con eczemas en las rodillas, los codos o las nalgas.
Al cabo de
un tiempo, los celíacos pueden desarrollar otros síntomas a nivel emocional, como irritabilidad, falta de
concentración, apatía o tristeza.
Tanto en el
niño como en el adulto estos síntomas no tienen por qué ser permanentes, y
pueden aparecer unas veces sí y otras no, lo que dificulta el diagnóstico de la
enfermedad.
Diagnóstico
El
diagnóstico precoz es fundamental para poner freno a la enfermedad, y evitar
que se produzcan daños más graves sobre el intestino.
Mediante un
examen clínico cuidadoso, analizando los distintos síntomas y una analítica de
sangre, que incluya los marcadores serológicos de enfermedad celíaca, se
establece el diagnóstico de sospecha de
la enfermedad.
Pero para
hacer un diagnóstico de certeza es
imprescindible hacer una biopsia intestinal, que consiste en coger una muestra
de tejido del intestino delgado para ver si está o no dañado; para ello es
necesario que NO se haya retirado antes el gluten de la dieta.
Tratamiento
toda la vida. Esto hace que se normalicen los síntomas y se repare la lesión de las vellosidades intestinales que volverán a tener un tamaño normal. Una vez que se ha eliminado el gluten de la dieta, puede apreciarse una mejoría de los síntomas en un par de semanas, y en unos meses el paciente consigue un buen estado nutricional, pero pueden pasar dos años hasta que las biopsias del intestino sean completamente normales.
El celíaco
debe basar su dieta en alimentos
naturales: legumbres, carnes, pescados, huevos, frutas, verduras,
hortalizas y cereales sin gluten: arroz y maíz. Deben evitarse, en la medida de
lo posible, los alimentos elaborados y/o envasados, ya que en estos es más
difícil garantizar la ausencia de gluten, de hecho, entre el 70% y el 80% de
los productos alimenticios manufacturados contienen gluten. Esto se debe a que
el gluten se emplea en la elaboración de conservantes, espesantes, colorantes,
aromas y condimentos y, por lo tanto, puede estar presente en salsas, sopas,
fiambres, rebozados, conservas, etcétera.
Complicaciones de la celiaquía
Los celíacos
que no sigan estrictamente una dieta sin gluten o abandonen el tratamiento,
pueden sufrir complicaciones que pueden llegar a ser mortales.
La ingestión
de pequeñas cantidades de gluten, de una manera continuada, puede causar las
siguientes afecciones:
- Algún tipo de cáncer intestinal.
- Trastornos autoinmunitarios.
- Fracturas.
- Osteoporosis
- Abortos espontáneos
- Infertilidad
- Anemia
Laura.-
No hay comentarios:
Publicar un comentario