lunes, 3 de noviembre de 2014

Qué es la celiaquía


La celiaquía, o enfermedad celíaca, es una enfermedad crónica del aparato digestivo, que se caracteriza por una intolerancia a una proteína llamada gluten, que se encuentra presente en los cereales (trigo, avena, cebada o centeno). La padecen personas que están predispuestas genéticamente y, cuando comen o beben algo que contiene gluten, el sistema inmunitario responde dañando el revestimiento del tubo digestivo. Ese daño afecta la capacidad del cuerpo para absorber los nutrientes de los alimentos que tomamos (proteínas, grasas, hidratos de carbono, sales minerales y vitaminas), con los consiguientes problemas asociados para la salud.
Sin tratamiento, las personas afectadas por este trastorno sufren malnutrición y diversas enfermedades asociadas.
La enfermedad celíaca puede aparecer a cualquier edad a lo largo de la vida, por lo tanto, puede presentarse tanto en niños como en personas mayores.
Se presenta en aproximadamente 1 de cada 200/300 nacidos, aunque menos de una cuarta parte de los celíacos saben que padecen la enfermedad. La prevalencia estimada en los europeos y sus descendientes es del 1%, siendo más frecuente en las mujeres con una proporción 2:1. 

Síntomas

Los síntomas de la enfermedad celiaca son numerosos y variados, y pueden cambiar mucho de una persona a otra.
Los menores de dos años, por ejemplo, es habitual que estén irritables, que tengan náuseas, vómitos y diarreas, y que su peso y desarrollo físico sea menor del esperado para su edad. Los adultos, por el contrario, suelen presentar fatiga, molestias abdominales (dolor, distensión, meteorismo) y anemia.
En general, los síntomas más frecuentes son:


  •  Pérdida de peso repentina
  • Dolores abdominales o calambres
  • Falta de apetito
  • Distensión abdominal, gases o sensación de tener la tripa hinchada
  • Aumento del nivel de cansancio o fatiga (astenia), así como falta de ganas para salir o para jugar en el caso de los niños
  • Anemia
  • Náuseas y vómitos después de haber comido
  • Cambios en las heces de manera frecuente, como diarrea o estreñimiento
  • Retraso del crecimiento en los niños, además de presentar huesos frágiles que tienden a romperse. La pubertad también suele llegar más tarde.
  • Menstruaciones irregulares
  • Úlceras en la boca de manera recurrente y daños en el esmalte de los dientes.
  • Pérdida de masa muscular y calambres
  • Dolores de huesos y articulaciones
  • Uñas frágiles, pérdida de cabello
  • Aparición de dermatitis herpetiforme, una enfermedad cutánea que aparece exclusivamente en las personas celíacas, y que cursa con eczemas en las rodillas, los codos o las nalgas.
Al cabo de un tiempo, los celíacos pueden desarrollar otros síntomas a nivel emocional, como irritabilidad, falta de concentración, apatía o tristeza.
Tanto en el niño como en el adulto estos síntomas no tienen por qué ser permanentes, y pueden aparecer unas veces sí y otras no, lo que dificulta el diagnóstico de la enfermedad.

Diagnóstico

El diagnóstico precoz es fundamental para poner freno a la enfermedad, y evitar que se produzcan daños más graves sobre el intestino.
Mediante un examen clínico cuidadoso, analizando los distintos síntomas y una analítica de sangre, que incluya los marcadores serológicos de enfermedad celíaca, se establece el diagnóstico de sospecha de la enfermedad.
Pero para hacer un diagnóstico de certeza es imprescindible hacer una biopsia intestinal, que consiste en coger una muestra de tejido del intestino delgado para ver si está o no dañado; para ello es necesario que NO se haya retirado antes el gluten de la dieta.

Tratamiento

El tratamiento de la celiaquía consiste en seguir una dieta estricta sin gluten durante
toda la vida. Esto hace que se normalicen los síntomas y se repare la lesión de las vellosidades intestinales que volverán a tener un tamaño normal. Una vez que se ha eliminado el gluten de la dieta, puede apreciarse una mejoría de los síntomas en un par de semanas, y en unos meses el paciente consigue un buen estado nutricional, pero pueden pasar dos años hasta que las biopsias del intestino sean completamente normales.  
El celíaco debe basar su dieta en alimentos naturales: legumbres, carnes, pescados, huevos, frutas, verduras, hortalizas y cereales sin gluten: arroz y maíz. Deben evitarse, en la medida de lo posible, los alimentos elaborados y/o envasados, ya que en estos es más difícil garantizar la ausencia de gluten, de hecho, entre el 70% y el 80% de los productos alimenticios manufacturados contienen gluten. Esto se debe a que el gluten se emplea en la elaboración de conservantes, espesantes, colorantes, aromas y condimentos y, por lo tanto, puede estar presente en salsas, sopas, fiambres, rebozados, conservas, etcétera.

Complicaciones de la celiaquía

Los celíacos que no sigan estrictamente una dieta sin gluten o abandonen el tratamiento, pueden sufrir complicaciones que pueden llegar a ser mortales.
La ingestión de pequeñas cantidades de gluten, de una manera continuada, puede causar las siguientes afecciones:

  • Algún tipo de cáncer intestinal.
  • Trastornos autoinmunitarios.
  • Fracturas.
  • Osteoporosis
  • Abortos espontáneos
  • Infertilidad
  • Anemia
                                                      Laura.-

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