Ayer, día 6 de Enero de 2013, al levantarnos encontramos el salón como cada año:
los zapatos de todos entremezclados con regalos, siempre más de la cuenta; todo
nos parece poco para nuestros hijos.
Pero ayer no importó que las zapatillas le estuvieran
pequeñas, ni que al cepillo de dientes eléctrico le faltara una pieza, ni que
la sudadera fuera una talla más, ni que esto habría que cambiarlo porque no le ha
gustado. Nos sentimos felices porque un
año más, estábamos juntos; nuestros hijos estaban allí para celebrar el día de Reyes.
Recordamos a Miguel y a sus padres.
Pienso que todas las familias dedicamos un pensamiento para
ellos y compartimos su dolor.
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