La primavera es para muchos de nosotros la estación más bonita del año. La
primavera invita a salir y respirar aire puro, contemplar las flores, ríos y
mares y caminar por senderos llenos de luz y color.
España es un país lleno de
contrastes que nos ofrece multitud de parajes por descubrir, un placer para los
sentidos que no nos podemos perder. No esperes más. Cálzate unas botas y sal a
su encuentro. Te esperan miles de senderos que te van a encantar. Si
necesitas ideas, las siguientes pueden ser algunas de las 10 mejores rutas para
hacer senderismo en primavera en España:
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Andalucía |
1. Parque Natural de los Alcornocales, Andalucía
Uno de los secretos mejor guardados de la provincia de Cádiz es el
Parque Natural de los Alcornocales. Un hermoso rincón que en otoño se peina en busca de setas, y en primavera se recorre al olor de laureles, oréganos, tomillos y mostazas. Por sus 170.000 hectáreas corren como venas cientos de caminos que permiten disfrutar a poquitos sus paisajes. De la
subida al Picacho, el
sendero de Valdeinfierno o la caminata junto al
Río de la Miel, te llevarás instantáneas tan azules y verdes que muy pocos adivinarán que fueron tomadas en Andalucía.
2. Selva de Irati y Foz de Lumbier, Navarra
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Navarra |
La
Selva de Irati es uno de los bosques de haya y abeto más grandes de Europa, pero a menudo los senderistas llegan hasta ella atraídos por las aguas del río que le da nombre. Las limpísimas aguas del Irati que se acumulan en el
embalse de Irabia primero, y en el
pantano de Itoiz después. Cualquier camino que discurra por este paraje puede ser en un placer para los sentidos. Pero si no te apetece subir a buscar al Irati hasta su selva, puedes salirle al encuentro más al sur, por ejemplo, a la altura de la
Foz del Lumbier. Aquí, ya mezclado con los ríos
Areta y
Salazar, el Irati ha dado forma a un impresionante desfiladero que se recorre fácilmente. Atrévete a tocar sus aguas heladas, las tendrás al alcance de la mano.
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Extremadura |
Si las palabras
Jerte y
primavera van en la misma frase, seguramente las acompañen un par de
cerezos. Y es que en pocos sitios la primavera es tan primavera como en el Valle del Jerte, donde llegado el momento los cerezos estallan cual explosión de flores. Cientos de sendas recorren esta zona, la ideal si quieres que tu caminar termine en un mar de pétalos blancos.
Navaconcejo,
Cabezuela del Valle,
Tornavacas o el mismo
Jerte, pueden ser buen punto para comenzar o terminar cualquier ruta. Para sabes cómo va la floración de los árboles, visita
Turismo Valle del Jerte. Ahí podrás saber el aspecto exacto que lucen sus cerezos en ese momento.
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Menorca |
¿Te atreverías a dar la vuelta a la isla de Menorca a pie? Eso es lo que propone el
Camí de Cavalls, 185 kilómetros de ruta litoral en los que disfrutar de mucho más que mar. Barrancos, torrentes, faros, trincheras y bellas calas es lo que ofrece este histórico sendero de gran recorrido sito en una Reserva de la Biosfera.
5. Parque Natural del Lago de Sanabria, Castilla y León
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Castilla y León |
Un sin fin de paseos discurren por las inmediaciones del Lago de Sanabria, el lago glaciar más grande de la Península Ibérica. En las aguas que salpican las más de 22.000 hectáreas de su parque, las nutrias montan sus fiestas al llegar la primavera. Quizá puedas asistir a una si te animas a recorrer el Cañón del Tera, una ruta que arranca en Ribadelago Viejo y resulta de lo más entretenido, pues cuenta con piedras, cascadillas, arroyos, cuevas y hasta una Poza de Las Ninfas. No tomes este lugar a la ligera. Su belleza impresionó al mismísimo Miguel de Unamuno, que le dedicó dos poemas en San Manuel Bueno, mártir.
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Madrid |
6. Sierra de Guadarrama, Madrid
La madrileña Sierra de Guadarrama es una excelente opción para disfrutar de la primavera sin alejarse mucho de la capital. Una de sus rutas más populares es la de las Cascadas del Purgatorio. Disfruta del monasterio del Paular, cruza el puente del Perdón y remonta el curso del río Aguilón hasta llegar a tu meta: la cascada del Purgatorio en cuestión. ¿Quieres saber un secreto? Normalmente se forma un salto de agua más espectacular detrás. Si llegas hasta allí no te lo pierdas.
7. Cabo de Finisterre, Galicia
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Galicia |
Pocas rutas se antojan más poéticas que una que termine viendo un atardecer mientras las olas del Atlántico se estrellan contra lo que un día fuera el fin del mundo. Eso es lo que podrás hacer si comienzas a caminar en
San Guillermo y continúas hasta el cabo
Fisterra, un lugar declarado Patrimonio Europeo en el año 2007. No te asustes si al llegar ves botas y ropas quemar, es tradición que muchos peregrinos se deshagan así del atuendo que les ha acompañado durante su
Camino de Santiago.
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Cantabria |
8. Comarca del Saja Nansa, Cantabria
Muchos son los senderos que marcan la comarca dominada por los ríos Saja y Nansa, pero solo uno lo custodian más de 800 secuoyas gigantes. Atrévete a recorrer el inusual
Monumento Natural de las Secuoyas del Monte Cabezón, un enrome bosque que se encuentra en el
Monte de Las Navas, a tiro de piedra de
Cabezón de la Sal. Si después de verlo te quedan ganas de andar más, continúa tu camino por los
montes de Ucieda, el
valle de Peñarrubia o
San Sebastián de Garabandal.
9. Gran Senda de Málaga, Andalucía
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Andalucía |
Casi cualquier punto entre Málaga y las provincias con las que limita sirve para arrancar la gran Senda de Málaga. Esta ruta circular de más de 650 kilómetros enlaza los senderos de esta región con el
Camino Mozárabe de Santiago y el
Gran Recorrido Europeo que termina en Grecia. No te asustes, también puedes disfrutar de este ruta andaluza en pequeñas dosis, pues sus creadores la han dividido estratégicamente en 17 etapas. Consúltalas en los
mapas de descarga gratuita de su página oficial.
10. El Pirineo de Lleida, Cataluña
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Cataluña |
A los Pirineos les sienta bien cualquier época del año, pero resulta especialmente agradable caminarlos cuando el sol los acaricia. Un paisaje espectacular azul, gris y verde será tu compañero si te atreves a hacer la ruta de
Carros de Foc, un rompe-piernas de unos 55 kilómetros a una media de 2.400 metros de altura durante el que se acumula un desnivel de 9.200. Este tremendo
paseo se encuentra en el
Parque Nacional d’Aigüestortes i Estany de Sant Maurici. Por su dureza está pensado para hacer en un mínimo de cinco días. Si te gusta la montaña y estás en forma, ¡anímate! La hermosura de los parajes es tal que hace que el esfuerzo merezca la pena. Si no lo ves claro no pasa nada, puedes dedícate a disfrutar de las miles de rutas que discurren a lo largo de este parque y de su vecino aragonés, el
Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido, también un paraíso para cualquier amante de la montaña.
Fuente: Skyscanner
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