domingo, 12 de octubre de 2014

La Gripe

Todavía en pleno siglo XX eran posibles las grandes epidemias, sin fronteras y fuera de todo control. La última, iniciada en 1918, fue la “gripe española”.
Paradójicamente, España no fue el foco, aunque en su momento así pudiese parecer, por la especial virulencia y por la publicidad inmediata. Lo cierto es que en muchos otros países la epidemia ya estaba haciendo estragos cuando empezaron a publicarse las primeras noticias sobre sus efectos en España […]
La epidemia, de hecho, fue mundial. Su transmisión se vio favorecida por el transporte de tropas durante la guerra, como en tantas otras ocasiones anteriores.[…] La evaluación de sus efectos es todavía hoy materia polémica. No sólo la propia guerra mundial, sino la situación revolucionaria en Rusia o la falta de registros e información en buena parte del mundo, hacen que las evaluaciones vayan desde los 25 hasta los 200 millones de muertos, y es posible que llegase a infectar a prácticamente la mitad de la población mundial, de la cual el 25% habría mostrado efectos clínicos.


Dávila BE. La gripe española: la pandemia de 1918-1919.
Madrid: Centro de Investigaciones Sociológicas, 1993.


       La gripe es una enfermedad respiratoria aguda, causada por el virus influenza. Tiene un comienzo brusco con fiebre, cefalea, mialgias, debilidad y afectación de las vías respiratorias.
       El agente viral causante se subdivide en tres géneros: A, B y C. El tipo A no sólo afecta a la especie humana, también a otros mamíferos (como el cerdo) y a las aves, permitiendo fenómenos de recombinación genética e infecciones cruzadas entre distintas especies. Esta gran variabilidad antigénica es la responsable de las grandes epidemias de gripe sufridas por la humanidad. Los géneros B y C son patógenos exclusivamente humanos. El B suele originar brotes benignos y limitados, mientras que el tipo C, el menos frecuente de los tres, se aísla en brotes de muy escasa extensión.

       En nuestro medio, la gripe estacional aparece anualmente en otoño-invierno. Aunque la extensión y gravedad de los brotes de gripe son muy variables, suelen provocar una morbilidad considerable en la población general y un aumento de la morbimortalidad por complicaciones de la enfermedad –especialmente neumonía– en ancianos y personas con enfermedades crónicas.
       Niños y jóvenes tienen las tasas de ataque más altas y una mayor capacidad de difusión del virus en su entorno (excretan virus en mayor cantidad y durante más tiempo). Las complicaciones en la etapa infantojuvenil son frecuentes pero generalmente leves, siendo la otitis media la más habitual, aunque la neumonía es la principal causa de hospitalización, siendo más frecuente en menores de 5 años y en niños afectos de patología crónica, sobre todo respiratoria, cardiovascular y oncológica. La tasa de hospitalización es tan elevada en niños como en ancianos.

             Los fallecimientos son debidos al virus gripal (neumonía primaria gripal), a sobreinfecciones bacterianas o a la descompensación de procesos crónicos. El virus de la gripe provoca inmunodepresión y una enorme destrucción del epitelio traqueobronquial, lo que favorece las sobreinfecciones bacterianas.
       Los brotes de gripe originan mayor utilización de los servicios sanitarios (sobre todo médicos de cabecera y servicios de urgencias), incremento de los ingresos hospitalarios, sobre todo por complicaciones del tracto respiratorio inferior y un importante absentismo laboral y escolar.
       Dentro de la prevención de la enfermedad, la principal medida es la vacunación anual de la población de riesgo durante el otoño.

       Las epidemias de gripe se asocian a variaciones en la composición antigénica del virus, lo que obliga a fabricar una vacuna nueva, de composición diferente, cada año.

       Desde el punto de vista socioeconómico, la gripe representa un enorme impacto por el enorme absentismo laboral y escolar que produce. Supone varios días de baja por caso, aparte de las ausencias laborales de adultos que han de cuidar a hijos o ancianos enfermos de gripe.


Composición de la vacuna

       La vacuna antigripal más habitual en nuestro medio es la de virus inactivados, de la que existen varios subtipos de efectividad semejante:

  • Enteras: Fabricadas con virus enteros.
  • Fraccionadas: Se fabrican mediante ruptura de la membrana lipídica del virus, fraccionando y purificando los componentes antigénicos.
  • Subunidades: Contienen exclusivamente los antígenos de superficie purificados (hemaglutinina y neuraminidasa).
  • Otras: Virosómicas y Adyuvadas      
    La composición de la vacuna suele variar cada año, con objeto de adaptarla a las variaciones antigénicas del virus. Las vacunas comercializadas desde hace décadas son trivalentes y se componen de dos cepas de virus tipo “A” y una de virus tipo “B”.
      
Eficacia vacunal

       La eficacia de la vacuna de la gripe, para prevenir o atenuar la gravedad de la enfermedad, depende de la edad del vacunado, de su situación inmunitaria y de la semejanza entre los virus incluidos en la vacuna y los virus circulantes.

Indicaciones de la vacuna antigripal

       La vacuna está especialmente indicada en los siguientes grupos de riesgo:

- Grupos de alto riesgo sanitario:

  • Patologías crónicas: insuficiencia cardíaca, coronariopatías, valvulopatías, diabetes,EPOC,fibrosis quística, displasia broncopulmonar, asma e hiperreactividad bronquial,síndrome nefrótico, glomerulonefritis crónica, insuficiencia renal, hepatopatías, enfermedad inflamatoria intestinal crónica.
  • Síndrome de Down y otras enfermedades genéticas graves.
  • Obesidad mórbida.
  • Infección por VIH.
  • Cuadros oncológicos
  • Otras inmunodeficiencias congénitas o adquiridas.                     
- Personas mayores de 65 años de edad .
- Residentes en instituciones geriátricas, aunque no sean ancianos.
- Colectivos dedicados a servicios públicos imprescindibles para la comunidad, como personal sanitario, docentes, policía o bomberos.
- Potenciales transmisores de la gripe a grupos de alto riesgo, como personal sanitario, personal de residencias de ancianos y hospitales de enfermos crónicos y cuidadores o convivientes con estas personas.
También deben vacunarse los niños que convivan con personas de edad avanzada o con enfermedades de base. Es aconsejable la vacunación de los trabajadores de guarderías.
- Mujeres en el segundo o tercer trimestre de gestación durante la temporada gripal (Noviembre a Marzo).
- Viajeros a zonas epidémicas (coincidiendo con época de gripe).

Contraindicaciones

       Las contraindicaciones son: presencia de enfermedad aguda con fiebre superior a 38ºC. e hipersensibilidad a algún componente vacunal, como proteínas de huevo o antibióticos. En este caso, y siempre que sea posible, se aconseja utilizar otra marca de vacuna que no contenga el componente implicado.

Efectos adversos

       Dada la alta purificación actual de las vacunas, los efectos adversos son escasos; alrededor del 20% padece reacción local, con dolor local y eritema, de aproximadamente dos días de duración.
      Las reacciones generales pueden ser: fiebre, mialgia, malestar general,... Debutan a las 6-12 horas de la vacunación y duran 24-48 horas.

                         Eloisa

Fuente: "Guia de Atención enfermera en vacunaciones" Autor: Juan Francisco Rufino González

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