Todavía en pleno siglo XX eran posibles las grandes
epidemias, sin fronteras y fuera de todo control. La última, iniciada en
1918, fue la “gripe española”.
Paradójicamente, España no fue el foco, aunque en su
momento así pudiese parecer, por la especial virulencia y por la publicidad
inmediata. Lo cierto es que en muchos otros países la epidemia ya estaba
haciendo estragos cuando empezaron a publicarse las primeras noticias sobre sus
efectos en España […]
La epidemia, de hecho, fue mundial. Su transmisión se vio
favorecida por el transporte de tropas durante la guerra, como en tantas otras
ocasiones anteriores.[…] La evaluación de sus efectos es todavía hoy materia
polémica. No sólo la propia guerra mundial, sino la situación revolucionaria en
Rusia o la falta de registros e información en buena parte del mundo, hacen que
las evaluaciones vayan desde los 25 hasta los 200 millones de muertos, y es
posible que llegase a infectar a prácticamente la mitad de la población
mundial, de la cual el 25% habría mostrado efectos clínicos.
Dávila BE. La gripe española: la
pandemia de 1918-1919.
Madrid: Centro de Investigaciones
Sociológicas, 1993.
La gripe es una enfermedad respiratoria
aguda, causada por el virus influenza. Tiene un comienzo brusco con fiebre,
cefalea, mialgias, debilidad y afectación de las vías respiratorias.
El agente viral causante se subdivide en
tres géneros: A, B y C. El tipo A no sólo afecta a la especie humana, también a
otros mamíferos (como el cerdo) y a las aves, permitiendo fenómenos de
recombinación genética e infecciones cruzadas entre distintas especies. Esta
gran variabilidad antigénica es la responsable de las grandes epidemias de
gripe sufridas por la humanidad. Los géneros B y C son patógenos exclusivamente
humanos. El B suele originar brotes benignos y limitados, mientras que el tipo
C, el menos frecuente de los tres, se aísla en brotes de muy escasa extensión.
En nuestro medio, la gripe estacional
aparece anualmente en otoño-invierno. Aunque la
extensión y gravedad de los brotes de gripe son muy variables, suelen provocar
una morbilidad considerable en la población general y un aumento de la
morbimortalidad por complicaciones de la enfermedad –especialmente neumonía– en
ancianos y personas con enfermedades crónicas.
Niños y jóvenes tienen las tasas de
ataque más altas y una mayor capacidad de difusión del virus en su entorno
(excretan virus en mayor cantidad y durante más tiempo). Las
complicaciones en la etapa infantojuvenil son frecuentes pero generalmente
leves, siendo la otitis media la más
habitual, aunque la neumonía es la principal causa de hospitalización, siendo
más frecuente en menores de 5 años y en niños afectos de patología
crónica, sobre todo respiratoria, cardiovascular y oncológica. La
tasa de hospitalización es tan elevada en niños como en ancianos.
Los
fallecimientos son debidos al virus gripal (neumonía primaria gripal), a
sobreinfecciones bacterianas o a la descompensación de procesos crónicos. El
virus de la gripe provoca inmunodepresión y una enorme destrucción del epitelio
traqueobronquial, lo que favorece las sobreinfecciones bacterianas.
Los brotes
de gripe originan mayor utilización de los servicios sanitarios (sobre todo
médicos de cabecera y servicios de urgencias), incremento de los ingresos
hospitalarios, sobre todo por complicaciones del tracto respiratorio inferior y
un importante absentismo laboral y escolar.
Dentro de la
prevención de la enfermedad, la principal medida es la vacunación anual de la
población de riesgo durante el otoño.
Las
epidemias de gripe se asocian a variaciones en la composición antigénica del
virus, lo que obliga a fabricar una vacuna nueva, de composición diferente,
cada año.
Desde el
punto de vista socioeconómico, la gripe representa un enorme impacto por el
enorme absentismo laboral y escolar que produce. Supone varios días de baja por
caso, aparte de las ausencias laborales de adultos que han de cuidar a hijos o
ancianos enfermos de gripe.
Composición de la vacuna
La vacuna antigripal más habitual en
nuestro medio es la de virus inactivados,
de la que existen varios subtipos de
efectividad semejante:
- Enteras: Fabricadas con virus enteros.
- Fraccionadas: Se fabrican mediante ruptura de la membrana lipídica del virus, fraccionando y purificando los componentes antigénicos.
- Subunidades: Contienen exclusivamente los antígenos de superficie purificados (hemaglutinina y neuraminidasa).
- Otras: Virosómicas y Adyuvadas
La composición de la vacuna suele variar cada año,
con objeto de adaptarla a las variaciones antigénicas del virus. Las
vacunas comercializadas desde hace décadas son trivalentes y se componen de dos
cepas de virus tipo “A” y una de virus tipo “B”.
Eficacia vacunal
La eficacia de la vacuna de la gripe,
para prevenir o atenuar la gravedad de la enfermedad, depende de la edad del
vacunado, de su situación inmunitaria y de la semejanza entre los virus
incluidos en la vacuna y los virus circulantes.
Indicaciones de la vacuna antigripal
La
vacuna está especialmente indicada en los siguientes grupos de riesgo:
- Grupos de alto riesgo sanitario:
- Patologías crónicas: insuficiencia cardíaca, coronariopatías, valvulopatías, diabetes,EPOC,fibrosis quística, displasia broncopulmonar, asma e hiperreactividad bronquial,síndrome nefrótico, glomerulonefritis crónica, insuficiencia renal, hepatopatías, enfermedad inflamatoria intestinal crónica.
- Síndrome de Down y otras enfermedades genéticas graves.
- Obesidad mórbida.
- Infección por VIH.
- Cuadros oncológicos
- Otras inmunodeficiencias congénitas o adquiridas.
- Personas mayores de 65 años de
edad .
- Colectivos dedicados a servicios
públicos imprescindibles para la comunidad, como personal sanitario, docentes,
policía o bomberos.
- Potenciales transmisores de la
gripe a grupos de alto riesgo, como personal sanitario, personal de residencias
de ancianos y hospitales de enfermos crónicos y cuidadores o convivientes con
estas personas.
También
deben vacunarse los niños que convivan con personas de edad avanzada o con
enfermedades de base. Es aconsejable la vacunación de los trabajadores de
guarderías.
- Mujeres en
el segundo o tercer trimestre de gestación durante la temporada gripal
(Noviembre a Marzo).
- Viajeros a zonas
epidémicas (coincidiendo con época de gripe).
Contraindicaciones
Las contraindicaciones son: presencia de
enfermedad aguda con fiebre superior a 38ºC. e hipersensibilidad a algún
componente vacunal, como proteínas de huevo o antibióticos. En este caso, y
siempre que sea posible, se aconseja utilizar otra marca de vacuna que no
contenga el componente implicado.
Efectos adversos
Dada la alta
purificación actual de las vacunas, los efectos adversos son escasos; alrededor del
20% padece reacción local, con dolor local y eritema, de aproximadamente dos
días de duración.
Las reacciones generales pueden ser:
fiebre, mialgia, malestar general,... Debutan a las 6-12 horas de la vacunación
y duran 24-48 horas.
Eloisa
Fuente: "Guia de Atención enfermera en vacunaciones" Autor: Juan Francisco Rufino González
Fuente: "Guia de Atención enfermera en vacunaciones" Autor: Juan Francisco Rufino González
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