martes, 28 de agosto de 2018

Descifrar las etiquetas de los alimentos


Cesta con frutas. Caravaggio

El etiquetado de los alimentos es la tarjeta de presentación de un producto. Con él, el consumidor puede conocer sus características y decidir su compra en base a sus necesidades. La información alimentaria se pone a disposición del consumidor por medio de una etiqueta u otro tipo de material.
Una característica fundamental de la información alimentaria es que nunca tiene que inducir a error. Esto quiere decir que la información tiene que ser leal sobre las características del alimento: naturaleza, identidad, calidades, composición, cantidad, duración, país de origen, modo de fabricación u obtención. No deberá atribuir al alimento efectos o propiedades que no posea. Tampoco podrá insinuar que el alimento tenga características especiales cuando todos los alimentos similares las posean. Del mismo modo, tampoco pueden sugerir la presencia de un alimento o ingrediente cuando este ha sido sustituido por un componente o ingrediente distinto.

Son muchas las veces que leemos las etiquetas de un producto y creemos que lo que pone es verdad, pero debemos aprender a leer lo que realmente quieren decirnos. En ocasiones, se utilizan adjetivos que no son más que pura estrategia de Marketing. La OCU (Organización de Consumidores y Usuarios) alerta sobre una serie de etiquetas con términos imprecisos para que no nos lleven a engaño, "palabras vacias cuya presencia (o incluso ausencia) evoca o sugiere una realidad que no es cierta (…) El resultado es que el consumidor cree estar comprando y comiendo una cosa… y en realidad es otra diferente", apunta la OCU.
Estas son las recomendaciones de la OCU (Organización de Consumidores y Usuarios):
Desconfía cuando dicen...
  •          Natural. Con ese “apellido” nos hacen creer que el producto es mejor, pero no tiene por qué ser así. En realidad, el término natural solo puede atribuirse al agua mineral natural envasada (la que se obtiene directamente de manantial), al yogur natural (con fermentos e ingredientes lácteos y sin aromas), a los aromas naturales (aditivos de origen vegetal o animal) y a las conservas al natural. En los demás casos, es una exageración. 
  •          Casero, artesano…Si lees esto en una etiqueta, piensas que ese producto ha sido elaborado como lo haría cualquiera en su casa, no de una manera “industrial”, pero basta echar un vistazo a la composición, además de saber un poco de los procesos de elaboración, para ver que no es así: ¿Quién usa gelificantes, colorantes o acidulantes para hacer un bizcocho? Te limitas a la harina, el huevo, azúcar, levadura y como mucho limón, ningún aditivo de los que empiezan por E-.
  •          Marinado. Piensas en una preparación sofisticada, pero en realidad los productos marinados lo que de verdad llevan es agua añadida, que aparece en el segundo lugar de la lista de ingredientes: descuenta el porcentaje de carne que te indica la etiqueta de un producto "marinado" y verás que lo que queda es agua con aditivos e ingredientes que ayudan a retenerla, además de algunos elementos como especias y aromas para dar sabor.
  •        Producto cárnico. Si pone eso en la etiqueta… lo que estás comprando no es carne, sino un producto que además de la carne puede llevar especias, agua, conservantes, colorantes y otros aditivos e ingredientes.
  •          Preparado de ... Si lo que buscas es comprar pechuga de pollo, ¿no te parece raro acabar comprando algo que se llama preparado de carne de pollo? O si querías carne picada, ¿por qué comprar” Burger meat”? Las cosas deben llamarse por su nombre. Si no lo hacen, desconfía: lo más probable es que sea porque no son lo que parecen, son algo similar, pero no el producto fresco que buscas. 
  •          Elaborados. Este es un término frecuente en productos pesqueros que se venden frescos, y denota que normalmente lleva agua añadida y algunos aditivos que facilitan que se aclare el color, y se ablande. Recurrir a esto es algo muy habitual, por ejemplo, en pota en anillas, elaborado tipo anillas de calamar.
  •          Extrajugoso o jugoso. ¿Te parece que es un calificativo positivo? No cuando se trata de alimentos preparados: en realidad se suele usar para denominar a un producto (fiambres o jamón normalmente) de una calidad inferior, con menos carne y más agua, de ahí que sea más jugoso.
  •          Sabor a… La etiqueta de ese yogur, ese postre, ese dulce con “sabor a” lo que está diciendo es que el producto, de ese alimento, no tiene nada más que el sabor.
  •          Néctar. Esta palabra suena a algo exquisito, selecto… pero en realidad es un zumo diluido con agua, al que se añaden azúcar o edulcorantes y aromas para compensar el sabor que pierde al diluirse. Si vas a comprar zumo natural, asegúrate de que lo haces, y no escoges néctar o zumo a base de concentrado.
  •          100% carne de… El truco del porcentaje: en el envase pone bien grande 100% carne de pavo, por ejemplo, y al leer la lista de ingredientes (ya sabemos que, si la tiene, no es un producto fresco ni natural), resulta que pone 85% pavo y el resto son agua, sal, especias, aditivos varios… ¿Cómo es posible? Pues es un “truco” que hacen con todas las de la ley: ante eso debes leer tiene un 85% de pavo, pero toda la carne que tiene (el 100% de ese 85%) es de pavo, no de otras procedencias.

Y desconfía también de lo que no dicen.
A veces la clave está en la palabra que falta. Todo en el envase finge ser lo que tú crees que es, pero en realidad no lo dice en ningún sitio:  rallado o lonchas que no dice queso, picada que no dice carne. Esas palabras que faltan en la etiqueta no se omiten sin querer, o por azar, o porque quieran acortar la denominación, sino porque, con la normativa en la mano, lo que nos están tratando de vender no será queso, sino un preparado lácteo, ni será carne picada sino un preparado de carne.
Estate atento y fíjate en lo que dicen y en lo que callan: esas palabras que faltan deberían hacerte mirar con más cuidado la letra pequeña y la lista de ingredientes.

Eloisa

Fuente: OCU. Consejos Marzo2018
Disponible en:
https://www.ocu.org/guiaspracticas/Storage/saber-que-comemos-etiquetado-de-alimentos/etiqueta-alimentos.pdf

miércoles, 1 de agosto de 2018

Beneficios de ir a la playa


No estamos hablando solo de relajarse y desconectar. El agua del mar, el sol y la arena tienen otros muchos beneficios para nuestro cuerpo.
Ir a la playa apetece, pero también casi podríamos decir que es una necesidad; lo de escaparse unos días a rebozarse en la arena y en la sal resulta que también es beneficioso para nuestra salud.
La llamada talasoterapia, tal y como la definen desde la Sociedad Española de Hidrología Médica, es “la utilización con fines terapéuticos del agua del mar junto al clima marítimo”. Su utilización con fines terapéuticos, por parte de médicos expertos, en enfermedades reumáticas, traumatológicas, dermatológicas, del sistema respiratorio o del sistema venoso y linfático, entre otras, demuestra que la naturaleza a veces puede hacer mucho por nosotros. Es por ello que, si bien ir a la playa no tiene los mismos efectos que acudir a un centro especializado, sí que puede aportarnos algunos beneficios a tener en cuenta:

1. Relajarnos y dormir mejor 

Si acudimos a la playa a relajarnos, en vez de a una gran ciudad, no es sólo por el hecho de encontrarnos con menos gente y tumbarnos en la hamaca, sino porque realmente el entorno marítimo ayuda a mejorar nuestros niveles de estrés. Los iones de la brisa marina aumentan los niveles de serotonina, lo que ayuda a disminuir los niveles de ansiedad. A esto le sumamos que el ejercicio físico que se realiza durante la natación, favorece el enlentecimiento del ritmo cardíaco, una mejor oxigenación de los tejidos y mejora la circulación periférica. Y, además, el sol y el calor tienen efectos sedantes, por lo que, tras un baño, la fatiga acumulada por el esfuerzo facilita la relajación y la inducción al sueño.
2. Mejorar nuestras articulaciones con un paseo

Realizar largos y relajantes paseos por la playa, puede favorecernos más de lo que pensamos. En la playa, la libertad de ropa y el contacto del aire sobre nuestra piel nos invita a pasear, y posiblemente esta sea la actividad más practicada, “el paseo por la playa”

Lo que no es tan conocido es que durante el mismo se mejora la propiocepción en las articulaciones del pie, rodilla y cadera, a la vez que se regenera la piel de la planta del pie y, si vamos mojándonos las extremidades inferiores, refrigeramos el organismo, ya que desde la planta del pie se bombea la sangre hacia el corazón. 
Así, este paseo a un buen ritmo, es decir, a unos 5-6 Km/h, va a ir adaptando nuestro organismo y tonificando la musculatura de piernas y muslos. Incluso, si hacemos un poco de esfuerzo y subimos un poco de pendiente también se tonificarán los glúteos. 
Y es importante realizar el paseo a primera hora de la mañana o última de la tarde y siempre con protección de nuestra piel y de nuestros ojos con filtro UV. Además, algunas personas aprovechan el aire libre para practicar algún deporte, aunque sea petanca o palas, lo que nos permitirá quemar alguna caloría más, a la vez que nos hará pasar el tiempo de forma más entretenida.

3. Relajación muscular con las olas

Si pasear nos ayuda a mejorar las articulaciones, parece que nadar, mejora nuestra musculatura. El golpeo de las olas contra nuestro cuerpo actúa a modo de masaje, provocando una relajación muscular. 
Además, movernos dentro del agua tiene otros beneficios, no tanto el nado, que suele realizarse con estilos poco adecuados y no alcanza la intensidad ni duración que se pudiera considerar como ejercicio, sino el andar dentro del agua o realizar esos saltos rompiendo las olas. 
La cuestión es que al estar dentro del agua nuestro peso disminuye, con lo que podemos mover rodillas y cadera con una carga menor, lo que beneficia la nutrición del cartílago, a la vez que no se le daña si tenemos sobrepeso. También tendremos el beneficio provocado por mejorar el retorno venoso y realizar un buen drenaje linfático, todo ello debido a la mayor presión que hay a mayor profundidad.

4. La brisa marina mejora nuestra respiración

Todos lo hacemos, llegamos a la playa, soltamos las bolsas, y respiramos hondo para decir eso de “huele a mar”. Una costumbre que resulta ser bastante sana.  
La brisa marina actúa como una especie de aerosol o spray natural muy rico en yodo, perfecto para regular la glándula tiroides y, por el grado de humedad, ayuda a la expulsión de moco. De hecho, al respirar esta brisa marina, el ritmo cardíaco se hace más lento y mejora la circulación periférica, aumenta la amplitud de los movimientos respiratorios, mejorando la ventilación pulmonar, aumenta la hemoglobina y hematíes y la fijación de oxígeno. 
El aire marino, además, produce ozono de forma natural con propiedades bactericidas que también previene enfermedades respiratorias. Mucho mejor que respirar el aire de ciudad, desde luego.

5. La química natural

Al contrario que el agua dulce, el agua salada tiene una composición mucho más compleja y de hecho adquiere su característico sabor salado por la alta concentración de sales minerales que están disueltas, rica en cloruros, sodio, magnesio, calcio, potasio, yodo, etc. Esta riqueza mineral aporta diferentes efectos sobre el organismo, entre los cuales destaca:
- la acción antialérgica sobre la piel y el aparato respiratorio;

- la acción descontracturante muscular; 
- la relajación del sistema nervioso; 
- la reactivación circulatoria de los tejidos; 
- el efecto antioxidante para paliar el envejecimiento de la piel; 
- la acción oxigenante a nivel celular; 
- la fijación del calcio en procesos de osteoporosis; 
- la mejora del ritmo cardíaco y la mejora la función muscular. 
Como conclusión, el agua del mar y los elementos que lo acompañan son ideales para conservar la salud integral por su repercusión general sobre el metabolismo y las funciones orgánicas y físicas.

En general, pasar tiempo en la playa cambiará tu perspectiva de la vida.
¡Y esa perspectiva va a cambiar para mejor! La naturaleza en general siempre ha sido un factor en la vida sana y feliz, y la playa en particular es muy buena para el alma.
¡Así que es hora de ir a la playa!
Felices vacaciones y feliz verano
Laura.-