No estamos hablando solo de relajarse y desconectar. El agua
del mar, el sol y la arena tienen otros muchos beneficios para nuestro cuerpo.
Ir a la playa apetece, pero también casi podríamos decir que
es una necesidad; lo de escaparse unos días a rebozarse en la arena y en la sal
resulta que también es beneficioso para nuestra salud.
La llamada talasoterapia, tal y como la definen desde la
Sociedad Española de Hidrología Médica, es “la utilización con fines
terapéuticos del agua del mar junto al clima marítimo”. Su utilización con
fines terapéuticos, por parte de médicos expertos, en enfermedades reumáticas,
traumatológicas, dermatológicas, del sistema respiratorio o del sistema venoso
y linfático, entre otras, demuestra que la naturaleza a veces puede hacer mucho
por nosotros. Es por ello que, si bien ir a la playa no tiene los mismos
efectos que acudir a un centro especializado, sí que puede aportarnos algunos
beneficios a tener en cuenta:
1. Relajarnos y dormir mejor
Si acudimos a la playa a
relajarnos, en vez de a una gran ciudad, no es sólo por el hecho de
encontrarnos con menos gente y tumbarnos en la hamaca, sino porque realmente el
entorno marítimo ayuda a mejorar nuestros niveles de estrés. Los iones de la
brisa marina aumentan los niveles de serotonina, lo que ayuda a disminuir los
niveles de ansiedad. A esto le sumamos que el ejercicio físico que se realiza
durante la natación, favorece el enlentecimiento del ritmo cardíaco, una mejor
oxigenación de los tejidos y mejora la circulación periférica. Y, además, el
sol y el calor tienen efectos sedantes, por lo que, tras un baño, la fatiga
acumulada por el esfuerzo facilita la relajación y la inducción al sueño.
2. Mejorar nuestras articulaciones con un paseo
Realizar largos y relajantes paseos por la
playa, puede favorecernos más de lo que pensamos. En la playa, la libertad de
ropa y el contacto del aire sobre nuestra piel nos invita a pasear, y
posiblemente esta sea la actividad más practicada, “el paseo por la playa”.
Lo
que no es tan conocido es que durante el mismo se mejora la propiocepción en
las articulaciones del pie, rodilla y cadera, a la vez que se regenera la piel
de la planta del pie y, si vamos mojándonos las extremidades inferiores,
refrigeramos el organismo, ya que desde la planta del pie se bombea la sangre
hacia el corazón.
Así, este paseo a un buen ritmo, es decir, a unos 5-6 Km/h, va
a ir adaptando nuestro organismo y tonificando la musculatura de piernas y
muslos. Incluso, si hacemos un poco de esfuerzo y subimos un poco de pendiente
también se tonificarán los glúteos.
Y es importante realizar el paseo a primera
hora de la mañana o última de la tarde y siempre con protección de nuestra piel
y de nuestros ojos con filtro UV. Además, algunas personas aprovechan el aire
libre para practicar algún deporte, aunque sea petanca o palas, lo que nos
permitirá quemar alguna caloría más, a la vez que nos hará pasar el tiempo de
forma más entretenida.
3. Relajación muscular con las olas
Si pasear nos ayuda a
mejorar las articulaciones, parece que nadar, mejora nuestra musculatura. El
golpeo de las olas contra nuestro cuerpo actúa a modo de masaje, provocando una
relajación muscular.
Además, movernos dentro del agua tiene otros beneficios, no
tanto el nado, que suele realizarse con estilos poco adecuados y no alcanza la
intensidad ni duración que se pudiera considerar como ejercicio, sino el andar
dentro del agua o realizar esos saltos rompiendo las olas.
La cuestión es que al
estar dentro del agua nuestro peso disminuye, con lo que podemos mover rodillas
y cadera con una carga menor, lo que beneficia la nutrición del cartílago, a la
vez que no se le daña si tenemos sobrepeso. También tendremos el beneficio
provocado por mejorar el retorno venoso y realizar un buen drenaje linfático,
todo ello debido a la mayor presión que hay a mayor profundidad.
4. La brisa marina mejora nuestra respiración
Todos lo
hacemos, llegamos a la playa, soltamos las bolsas, y respiramos hondo para
decir eso de “huele a mar”. Una costumbre que resulta ser bastante sana.
La brisa marina actúa como una especie de
aerosol o spray natural muy rico en yodo, perfecto para regular la glándula
tiroides y, por el grado de humedad, ayuda a la expulsión de moco. De hecho, al
respirar esta brisa marina, el ritmo cardíaco se hace más lento y mejora la
circulación periférica, aumenta la amplitud de los movimientos respiratorios,
mejorando la ventilación pulmonar, aumenta la hemoglobina y hematíes y la fijación
de oxígeno.
El aire marino, además, produce ozono de forma natural con
propiedades bactericidas que también previene enfermedades respiratorias. Mucho
mejor que respirar el aire de ciudad, desde luego.
5. La química natural
Al contrario que el agua dulce, el
agua salada tiene una composición mucho más compleja y de hecho adquiere su
característico sabor salado por la alta concentración de sales minerales que
están disueltas, rica en cloruros, sodio, magnesio, calcio, potasio, yodo, etc.
Esta riqueza mineral aporta diferentes efectos sobre el organismo, entre los
cuales destaca:
- la acción antialérgica sobre la piel y el aparato respiratorio;
- la acción descontracturante muscular;
- la relajación del sistema nervioso;
- la
reactivación circulatoria de los tejidos;
- el efecto antioxidante para paliar el
envejecimiento de la piel;
- la acción oxigenante a nivel celular;
- la fijación
del calcio en procesos de osteoporosis;
- la mejora del ritmo cardíaco y la
mejora la función muscular.
Como conclusión, el agua del mar y los elementos
que lo acompañan son ideales para conservar la salud integral por su
repercusión general sobre el metabolismo y las funciones orgánicas y físicas.
En general, pasar tiempo en la playa cambiará tu perspectiva
de la vida.
¡Y esa perspectiva va a cambiar para mejor! La naturaleza en
general siempre ha sido un factor en la vida sana y feliz, y la playa en
particular es muy buena para el alma.
¡Así que es hora de ir a la playa!
Felices vacaciones y feliz verano
Laura.-
No hay comentarios:
Publicar un comentario