Los antibióticos son medicamentos utilizados para prevenir y
tratar las infecciones bacterianas. La resistencia a los antibióticos se
produce cuando las bacterias mutan en respuesta al uso de estos fármacos.
Son las bacterias, y no los seres humanos ni los animales,
las que se vuelven resistentes a los antibióticos. Estas bacterias
farmacorresistentes pueden causar infecciones en el ser humano y en los
animales y esas infecciones son más difíciles de tratar que las no resistentes.
La resistencia a los antibióticos hace que se incrementen
los costos médicos, que se prolonguen las estancias hospitalarias y que aumente
la mortalidad.
Es necesario que se cambie urgentemente la forma de
prescribir y utilizar los antibióticos. Aunque se desarrollen nuevos
medicamentos, si no se modifican los comportamientos actuales, la resistencia a
los antibióticos seguirá representando una grave amenaza. Los cambios de
comportamiento también deben incluir medidas destinadas a reducir la
propagación de las infecciones, a través de la vacunación, el lavado de las
manos, la seguridad de las relaciones sexuales y una buena higiene alimentaria.
Alcance del problema
La resistencia a los antibióticos está aumentando en todo el
mundo a niveles peligrosos. Día tras día están apareciendo y propagándose en
todo el planeta nuevos mecanismos de resistencia que ponen en peligro nuestra
capacidad para tratar las enfermedades infecciosas comunes. Un creciente número
de infecciones, como la neumonía, la tuberculosis, la septicemia o la gonorrea,
son cada vez más difíciles —y a veces imposibles— de tratar, a medida que los
antibióticos van perdiendo eficacia.
Allí donde los antibióticos se pueden adquirir sin receta
médica para uso humano o veterinario, la aparición y propagación de la
farmacorresistencia empeora. En los países que carecen de directrices
terapéuticas normalizadas, el personal sanitario y veterinario tiene tendencia
a prescribirlos —y la población general a consumirlos— en exceso.
Si no se toman medidas urgentes, el mundo está abocado a una
era post-antibióticos en la que muchas infecciones comunes y lesiones menores
volverán a ser potencialmente mortales.
Prevención y control
La resistencia a los antibióticos se acelera con el uso
indebido y abusivo de estos fármacos y con las deficiencias de la prevención y
control de las infecciones. Se pueden adoptar medidas en todos los niveles de
la sociedad para reducir el impacto de este fenómeno y limitar su propagación.
Para prevenir y controlar la propagación de la
resistencia a los antibióticos:
La población general puede:
- Tomar
antibióticos únicamente cuando los prescriba un profesional sanitario
certificado.
- No
demandar antibióticos si los profesionales sanitarios dicen que no son
necesarios.
- Seguir
siempre las instrucciones de los profesionales sanitarios con respecto al
uso de los antibióticos.
- No
utilizar los antibióticos que le hayan sobrado a otros.
- Prevenir
las infecciones lavándose las manos, preparando los alimentos en
condiciones higiénicas, evitando el contacto íntimo con enfermos, velando
por la seguridad de las relaciones sexuales y manteniendo las vacunaciones
al día.
Los planificadores de políticas pueden:
- Poner
en práctica planes nacionales de acción para hacer frente a la resistencia
a los antibióticos.
- Mejorar
la vigilancia de las infecciones resistentes a los antibióticos.
- Reforzar
las políticas, los programas y la aplicación de las medidas de prevención
y control de las infecciones.
- Reglamentar
y fomentar el uso y la eliminación apropiada de medicamentos de calidad
garantizada.
- Informar
sobre el impacto de la resistencia a los antibióticos.
Los profesionales de la salud pueden:
- Evitar
las infecciones velando por la limpieza de las manos, el instrumental y el
entorno.
- Prescribir
y dispensar antibióticos solo cuando sean necesarios, de conformidad con
las directrices en vigor.
- Notificar
las infecciones resistentes a los antibióticos a los equipos de
vigilancia.
- Informar
a los pacientes sobre cómo tomar los antibióticos correctamente, la
resistencia a estos fármacos y los peligros de su uso indebido.
- Informar
a los pacientes sobre cómo se pueden prevenir las infecciones (por
ejemplo, vacunándose, lavándose las manos, velando por la seguridad de las
relaciones sexuales o cubriéndose la boca y la nariz al estornudar).
El sector de la salud puede:
- Invertir
en la investigación y desarrollo de nuevos antibióticos, vacunas,
productos diagnósticos y otros instrumentos.
El sector agrícola puede:
- Administrar
antibióticos a los animales únicamente bajo supervisión veterinaria.
- No
utilizar antibióticos para promover el crecimiento ni para prevenir
enfermedades.
- Vacunar
a los animales para reducir la necesidad de antibióticos y utilizar
alternativas a estos siempre que las haya.
- Fomentar
y aplicar buenas prácticas en todos los eslabones de la producción de
alimentos de origen animal y vegetal.
- Fomentar
la seguridad biológica en las granjas para prevenir las infecciones
mediante la mejora de la higiene y el bienestar de los animales.
Novedades recientes
Aunque hay algunos antibióticos nuevos en fase de
desarrollo, no es de prever que ninguno de ellos sea eficaz contra las formas
más peligrosas de algunas bacterias resistentes.
Dada la facilidad y la frecuencia con que se desplazan ahora
las personas, la resistencia a los antibióticos es un problema de dimensiones
mundiales, que requiere esfuerzos por parte de todas las naciones y de diversos
sectores.
Cuando ya no se pueden tratar las infecciones con los
antibióticos de primera línea es necesario emplear fármacos más caros. La mayor
duración de la enfermedad y del tratamiento, a menudo en el medio hospitalario,
incrementa los costos de la atención sanitaria y la carga económica para las
familias y la sociedad.
La resistencia a los antibióticos está poniendo en riesgo
los logros de la medicina moderna. Si no disponemos de antibióticos eficaces
para prevenir y tratar las infecciones, los trasplantes de órganos, la
quimioterapia y las intervenciones quirúrgicas se volverán más peligrosas.
Respuesta de la OMS
La lucha contra la resistencia a los antibióticos reviste
alta prioridad para la OMS. La Asamblea Mundial de la Salud aprobó en mayo de
2015 un plan de acción mundial sobre la resistencia a los antimicrobianos,
incluida la resistencia a los antibióticos. Su finalidad es asegurar que se
pueda seguir previniendo y tratando enfermedades infecciosas por medio de
fármacos eficaces y seguros.
El plan de acción contiene cinco objetivos estratégicos:
- mejorar
la sensibilización y los conocimientos en materia de resistencia a los
antimicrobianos;
- reforzar
la vigilancia y la investigación;
- reducir
la incidencia de las infecciones;
- optimizar
el uso de medicamentos antimicrobianos;
- asegurar
que se realicen inversiones sostenibles en la lucha contra la resistencia
a los antimicrobianos.
En la Asamblea General de las Naciones Unidas de septiembre
de 2016, los Jefes de Estado se comprometieron a abordar de forma amplia y
coordinada las causas profundas de la RAM(resistencia a los antimicrobianos) en
diferentes sectores, en particular los de la salud humana, la salud animal y la
agricultura.
Eloisa
Fuente:http://www.who.int/mediacentre/factsheets/antibiotic-resistance/es/
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