La respiración es un acto involuntario y automático que
realiza nuestro organismo para absorber el oxígeno del aire y expulsar el
dióxido de carbono (CO2). Podemos estar varias horas sin beber agua, sin comer
o dormir pero no podemos dejar de respirar unos minutos.
Al respirar realizamos dos movimientos:
1.- La inspiración: permite que el aire fluya hacia los pulmones. Durante la inspiración, los músculos intercostales y el diafragma se contraen, ayudando a la entrada de aire a los pulmones
1.- La inspiración: permite que el aire fluya hacia los pulmones. Durante la inspiración, los músculos intercostales y el diafragma se contraen, ayudando a la entrada de aire a los pulmones
2.- La espiración: durante la espiración, los músculos
utilizados para la inspiración se relajan haciendo que el aire sea expulsado de
los pulmones
El oxígeno inspirado pasa a la corriente sanguínea y es transportado a todo el cuerpo y a todas
las células. El oxígeno es, por así decirlo, un “alimento” imprescindible para nuestro
organismo.
Aunque es involuntaria, la respiración es una actividad
sobre la que podemos ejercer un importante control, es una manera de
interactuar con el exterior. Deberíamos aprender a manejar nuestra respiración
para nuestro bienestar. ¿Cómo hacerlo?
La respiración consciente
La respiración consciente es estar atentos a cómo entra el
aire y a cómo sale de nuestros pulmones, su profundidad o suavidad, su
frecuencia, sus movimientos, que zonas utilizamos para realizarla….
Respirar conscientemente es fundamental para crear unos hábitos respiratorios
sanos
Hay dos formas de realizar la respiración consciente:
-La respiración abdominal o diafragmática: es como si
tragaras el aire y lo llevaras al estómago. Observas como tu abdomen se eleva.
Es la forma natural de respirar. Se basa en el movimiento del diafragma y es
muy saludable para tranquilizar y oxigenar órganos vitales
-La respiración torácica energética: Es la que realizamos
cuando hacemos ejercicio físico. Llenamos el tórax de aire, y este se expande.
Su función es la de recargar de vitalidad al organismo durante el esfuerzo. La
respiración energética también es muy adecuada cuando tenemos problemas emocionales
importantes porque nos llena de vitalidad.
Las emociones y la respiración
La respiración cambia según la emoción que hay en nuestra
mente. Por ejemplo, cuando sentimos miedo, nos cuesta respirar, es como si nos
quedáramos sin aire.
Pero a su vez, se puede aprender a controlar las emociones a
través de la respiración. La manera de respirar incide en la emoción
directamente.
Una respiración profunda, es como un impulso que aporta
energía, aumenta nuestra capacidad sensorial y
contribuye a una mayor
oxigenación de nuestra sangre y por consiguiente, de nuestro organismo.
Respirar bien, tanto en reposo como al realizar un esfuerzo físico, nos aporta equilibrio,
serenidad mental y rendimiento físico. Es importante respirar por la nariz y no
por la boca.
Con una buena respiración:
- Aumentamos nuestra energía y vitalidad
- Mejoramos nuestra concentración y rendimiento
- Podemos controlar nuestras emociones
- Conseguimos eliminar la tensión, el stress y el insomnio
- Ayudamos a curar problemas físicos
- Controlamos el dolor
- Aportamos a nuestra piel el antioxidante más eficaz y más fácil de conseguir, el oxígeno inspirado
Al cuidar tu manera de respirar, también proteges tu cuerpo,
tu mente, tu vida.
Respirar es VIVIR.
Eloisa
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